Temas de estudio relacionados con la psicología y la salud mental

Nietzsche - Sobre verdad y mentira en sentido extramoral


Interpretación de la obra


Sobre verdad y mentira en sentido extramoral es un libro que forma parte de la obra filosófica de Friedrich Nietzsche que data del 1873.
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En el texto se critica al cientifismo y, por consiguiente, al positivismo, ya que este último defiende la postura cientifista. La postura cientifista afirma que el universo es puramente matemático, preciso y regular, regido por las leyes de la física y de las matemáticas. Esta forma de juzgar la realidad entra dentro del método científico-técnico. Por otro lado, el positivismo defiende este método científico-técnico como la única forma certera de ver el mundo. Ante estas dos corrientes, Nietzsche hace una crítica de ellas en el texto. En principio, se divide en dos partes claramente diferenciadas:

  • Del interés por la verdad que tienen los humanos.
  • Crítica al cientifismo.
Del interés por la verdad que tienen los humanos

La primera parte es la que plantea la situación y va preparando el terreno para las explicaciones y las justificaciones de la crítica que se verán en la segunda parte. En esta primera parte, se habla del hombre como un ser ofuscado, débil y desorientado en la naturaleza. La naturaleza es cambiante e irregular, y en cambio, el hombre desea verlo todo estructurado para su propia salud mental. Ante esta ofuscación, utiliza el intelecto, que según Nietzsche éste no es más que el arte del hombre de fingir. El hombre es un ser empujado a vivir en sociedad por interés, por necesidad. Este vivir en sociedad le obliga a crear un tratado de paz entre todos los hombres para evitar conflictos entre ellos. Este tratado de paz no es más que inventar una designación válida y obligatoria de las cosas para constatar que algo es verdad entre todos los hombres. En este momento es cuando nacen las palabras verdad y mentira. Cuando el hombre ha creado arbitrariamente lo que es verdad, automáticamente rechaza del nido de su sociedad a aquellos individuos que utilicen estas designaciones acordadas como verdaderas para hacer parecer lo irreal como real. De esta manera, la sociedad ya no confiará más en él. Sin embargo, el hombre desea la verdad y la naturaleza, en cierto modo, se la oculta, debido a la distancia entre los conceptos y lo real. Ese impulso de conocer la verdad viene por las consecuencias agradables de la verdad y, por tanto, el rechazo al embuste viene por las malas consecuencias de éste. Esto nos demuestra que al hombre no le importa lo más mínimo la verdad, le es indiferente. Sólo desea las buenas consecuencias de ella, es decir, aquello que le provoca bienestar, que le hace feliz.
Para conocer, el hombre utiliza el lenguaje. Nietzsche destaca pues, que el hombre utiliza el lenguaje de forma arbitraria "Toda palabra es un prejuicio" pues, los conceptos no designan tanto una generalidad, sino precisamente el prejuicio de lo que escapa a nuestra construcción de lo real. Es más, tales prejuicios son puramente del orden de la moral pues, la separación entre causa y efecto todavía no ha llegado a secularizar de todo. En Aurora acusa a la falta de causística esto. Se refiere a que, por ejemplo, cuando decimos «silla», sólo tenemos un concepto (una generalización), puesto que hay multitudes de tipos de sillas y, además, al decir «silla» se pierden los detalles de su forma, su color, sus características esenciales, etc. Por lo tanto, lo que formamos con el lenguaje sólo son conceptos, que estos designan abstracciones de símbolos generalizados. Sin embargo, el lenguaje construye en el discurso el concepto. La verdad no son conceptos, sino metáforas, es decir, una «silla» es la suma de innumerables experiencias humanas y detalles que el lenguaje restringe. Pero todavía son los conceptos del orden social y biológico los que degeneran en moralidad. Por ello, Nietzsche afirma que lo que nosotros llamamos verdades se han vuelto como monedas desgastadas, ya que no importa el valor de la moneda, sino el precio a pagar. La verdad siempre ha de tener cierto alcance explicativo; y cuando los límites que este concepto trata de expandirse siempre obtendrá una resistencia igual a su fuerza con una contra fuerza, lo tradicional contra lo vanguardista: doble perjuicio para ella.
Si se puede decir que hay verdades no podría concebirse sin la idea de mentira, su contrapartida que es su false ación; y como la mentira puede transvalorarse en el trascurso del tiempo como fundamente explicativo, en vez de una verdad que no encuentra ninguna generalidad, una verdad que, para no vivir mal, también ha creado academias y universidades para regodearse entre seres una pretendida elevación intelectual. Constituido un canon: la verdad sólo puede girar en torno a él, también como principio falseable...
El verdadero sentido de las cosas que se habla es, como el ser humano, en tanto individualidad, descarga; da de su interior las explicaciones que luego serán objetos apropiados, más o menos concientemente, por aquellos individuos capaces de superar estos niveles. La verdad es un constructo, y sólo la humanidad antropogiza esto de diversas formas.

Crítica al cientifismo

En la segunda parte del texto, Nietzsche ataca al cientifismo afirmando que la ciencia pretende hacer regular el mundo para dar seguridad al hombre, creando más conceptos. De esta forma, Nietzsche habla de dos tipos de hombres. El hombre racional y el hombre intuitivo. Ambos quieren dominar la vida, pero el primero lo quiere hacer mediante la previsión y el segundo sólo toma como real la vida disfrazada de belleza, es decir, que toma como verdad aquello que le interesa, porque eso le hace feliz. Para Nietzsche, el primer hombre es el representante de esta actitud cientifista que cree que todo es regular y previsible. De esta manera, este hombre sólo conjura desgracias, puesto que la vida es un continuo golpe tras otro y de esa forma este hombre nunca alcanzará la felicidad. El segundo hombre, es más irracional, tanto en el sufrimiento como en la felicidad. Teniendo en cuenta que sólo por el hecho de ser hombres, usarán el intelecto, ese gran arte de fingir, porque el hombre es un ser que busca lo regular en lo irregular, el segundo sale mejor parado que el primero, porque este tiene momentos felices mientras que el otro se pasa su vida intentando prever lo que pasará. Esto no puede ser, puesto que el universo no es previsible, no es regular, ahí está la crítica al cientifismo. El cientifismo crea hombres que creen que pueden prever lo que ocurrirá para su propio beneficio emancipándose de los engaños y buscando continuamente la verdad. Sin embargo, éste siempre perderá el tiempo, puesto que el mismo lenguaje crea esas monedas desgastadas que nos alejan de esas metáforas que son las verdades.

Por todo ello, si el hombre no puede alcanzar la verdad porque su humanidad hace que posean intelecto y que, con él, cree esos arbitrarios conceptos que denomina verdad, lo más importante será ser feliz, puesto que no puede librarse de esos conceptos y, por tanto, el cientifismo sólo empeora las cosas al hacer creer al hombre que pueden alcanzar la verdad.

Interpretación

Las opiniones de Nietzsche respecto a la creación de conceptos que hacen que se pierdan los detalles y la auténtica esencia de las cosas es una parte muy interesante del tema. Es muy cierto que cuando décimos «mesa», hay un concepto detrás, es decir, algo de cuatro patas, sólido, etc. Sin embargo, como afirma Nietzsche, las verdades que captamos de la realidad son sólo las que nosotros aportamos, las sumas de nuestras experiencias. Esto indica que cuando una persona dice «mesa», piensa en una imagen distinta de cuando otra persona también dice «mesa». Uno piensa, por ejemplo, en una mesa redonda y otro en una cuadrada. Esto demuestra que, como afirma Nietzsche, el lenguaje es algo arbitrario y es tan sólo un puñado de conceptos que no se corresponden con lo que son en sí las cosas.
Por otro lado, también es importante destacar la afirmación de que para el hombre la verdad es indiferente, y lo único que le mueve es su propio bienestar, es decir, alcanzar la felicidad. Esta búsqueda de la verdad en la actualidad muchas veces se ve cuestionada ya que la respuesta no es la que se deseaba obtener de la pregunta enunciada, porque no nos hace felices. El fin que siempre mueve al hombre, ya sea por dinero, poder, autoridad, bienestar espiritual o cualquier otra razón siempre es la felicidad.
También cabe destacar el manifiesto que hace Nietzsche de que la naturaleza, el mundo, no es algo definido y regular, regido por leyes matemáticas y físicas como opina el cientifismo, sino que el universo en su totalidad es un ente abstracto e irregular, pues la vida misma es irregular, es cambio. El hombre tiene miedo al cambio, porque el cambio provoca una situación distinta a la anterior y, por tanto, desconocida. Para Nietzsche el miedo del hombre es, en efecto, lo desconocido. Estas teorías serán utilizadas para elaborar el término del Übermensch (superhombre o suprahombre), es decir, aquel hombre que acepta el cambio. La vida es pasión, es cambio, es una continua situación distinta tras otra que no se puede prever porque el universo y la vida están llenas de contradicciones, de cambios.